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Grippo no comenzará la pretemporada con normalidad en Boltaña

Un leve problema surgido en la rehabilitación de la rodilla operada supone un retraso en los tiempos normales de su baja deportiva. El central suizo se lesionó el 4 de noviembre y fue operado el día 25 de ese mes.

Grippo, en la pretemporada del año pasado en Boltaña (Huesca).
Grippo, en la pretemporada del año pasado en Boltaña (Huesca).
Daniel Marzo

Simone Grippo, defensa central del Real Zaragoza, no podrá comenzar la pretemporada con normalidad. De hecho, no tomará parte de los entrenamientos de la primera semana en Zaragoza y tampoco estará en condiciones de acometer con el resto del grupo la exigente fase en Boltaña (Huesca), que este año discurrirá entre el 16 y el 22 de julio.

El zaguero se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, el 4 de noviembre pasado, durante el partido ante el Granada en La Romareda. En un regate de Vadillo, la pierna se le clavó fatalmente en el césped y todo estalló.

Grippo fue tratado desde el principio del problema en la Unidad de Cirugía Artroscópica, en la clínica del doctor Mikel Sánchez en Vitoria. La operación quirúrgica de reconstrucción de la rodilla dañada tuvo lugar el miércoles, día 28, de ese mismo mes de noviembre, una vez transcurridos 24 días desde que se produjo el daño, según los métodos del prestigioso médico vasco. 

Para cuando el equipo vuelva al trabajo, entre el 11 y el 12 de julio, Grippo acumulará casi 8 meses de rehabilitación. Con esos cálculos, cuando el helvético pasó por el quirófano, se estimó que llegaría apto para dar comienzo a la pretemporada de la campaña 2019-20, para la que el club le renovó automáticamente el contrato con el Real Zaragoza, que finalizaba este 30 de junio

Pero, en el discurrir de este tiempo de baja médica, en un momento determinado apareció un leve problema en la rodilla lastimada que ha retrasado el proceso. Y Grippo va a necesitar algo más de tiempo para alcanzar el nivel necesario que le permita incorporarse al nivel del resto de la plantilla bajo las órdenes de Víctor Fernández. 

Así que todas las partes tienen asumido ya, en pleno periodo vacacional, que es imposible forzar más el reloj y que Grippo comenzará el nuevo curso a su ritmo, al margen, sin poder trabajar con naturalidad con los demás colegas de vestuario. Que será más adelante, en virtud de sus primeras sensaciones a mita de julio, cuando se pueda acelerar el paso para ir adaptándose al nivel de rendimiento del plantel zaragocista.

Pero, obviamente, a Grippo se le va a pasar una parte del verano en salvas. El tramo fundamental, el de la fase pirenaica, el de la puesta a punto al unísono en el apartado físico, no lo podrá llevar a cabo en su mayor parte con los demás. Del mismo modo que los primeros amistosos tampoco quedarán a su alcance. Su reincorporación definitiva dependerá de la evolución de la rodilla operada, un test constante que los recuperadores y médicos tendrán que seguir de cerca día a día en julio y agosto.

Así pues, Víctor Fernández ya es consciente de que este central no lo tendrá a mano de cara a los primeros pasos de la temporada próxima. Un defensor con el rol de veterano, con ese papel de ser miembro del cuerpo básico de la plantilla tras dos años en Zaragoza, que partirá con un serio hándicap en este nuevo plan, en el que Fernández es la piedra angular. 

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